A las ninfas les encanta tomar un baño de vez en cuando. Sobre todo en verano. Les encanta meter las patas y mojarse el abdomen.
Podemos colocarles un plato de cerámica o barro con un poco de agua, no más de dos o tres centímetros de nivel de agua.
Cuando están empollando y los huevos están a punto de eclosionar, suelen bañarse y humedecer su abdomen, de esa manera con el calor que desprende su cuerpo y la humedad, ayuda al polluelo a nacer.
También les gusta que les pulverice agua. Entonces abren las alas y se descuelgan de las perchas abriendo las plumas.
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